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Cómo gestionar los contratiempos

Cómo gestionar los contratiempos

Cómo gestionar los contratiempos

 

Hoy va de contratiempos, y específicamente, de cómo gestionar los contratiempos para que no nos fastidien el resto de día.

 

Por contratiempo me refiero a todo aquello que ocurre en nuestro día de forma inesperada y que no es de nuestro agrado o que no lo deseamos. Ya que si lo inesperado es de nuestro agrado, entonces de contratiempo que me fastidia, pasa a sorpresa que me alegra el día.

Lo que tienen en común estos dos casos es que lo inesperado altera el estado emocional en el que nos encontramos. Y en el caso de los contratiempos, solemos pasar a un estado de inseguridad o de impotencia debido a la ausencia de control que tenemos sobre lo que ocurre fuera de nosotros. Y de ahí, podemos pasar a la queja, el estrés, el agobio o la dispersión. ¡¡Y lo peor de todo es que nos quedamos atascados ahí!!

Por lo tanto, lo que nos fastidia el día no es tanto el contratiempo, sino el hecho de que nos quedamos atascados en la emoción “negativa” en la que hemos entrado.

Alison Ledgerwood en la charla de TED, “Estancándose en lo negativo, nos habla de la tendencia que tiene el ser humano a quedarse más tiempo en los estados de bajo ánimo. Y claro, cuanto más tiempo estamos ahí, más nos cuesta salir.

Ahora bien, siempre es posible salir de un estado de agobio o de estrés y recuperar la calma o la ilusión. La cuestión es proponérselo y perseverar en el camino hacia dicha recuperación.

La clave para gestionar de una manera más útil y beneficiosa los contratiempos pasa por:

 

  • conocer cuál es nuestra reacción ante lo inesperado
  • y elegir una nueva forma de actuar que nos permita tomar las riendas, no de las circunstancias externas, sino de aquello que si está en nuestro control: nuestro estado emocional.

 

No podemos predecir, ni evitar, todo aquello que no queremos que pase, pero si podemos elegir cómo queremos actuar ante ello

 

Aunque sé muy poco de fútbol esto es lo que sí sé: el equipo sale al campo con un objetivo claro, una estrategia y una serie de jugadas para conseguirlo. Se han preparado y entrenado para ello. No saben exactamente todo lo que va a ocurrir. Hay mucho que está fuera de su conocimiento, y por lo tanto, fuera de su control. Sin embargo, lo que hace fuerte a un equipo, o le pone en ventaja, no es la predicción sobre lo que va a pasar, sino la preparación anterior y la capacidad que éste tenga para mantener el foco en el objetivo y redirigir las jugadas y la estrategia una y otra vez en función de lo que esté ocurriendo.

De la misma forma, en el día a día, ante un contratiempo podemos pararnos a quejarnos y dejar que se nos fastidie el día, o podemos mantener el foco y modificar la estrategia con el fin de sacarle el máximo partido.

Para poder hacer esto necesitamos algo de entrenamiento en las siguientes habilidades:

– Responsabilizarnos o tomar el mando y elegir.

Ante cualquier estado emocional podemos elegir quedarnos en él o cambiarlo. De esta forma, el primer paso para ir de un estado emocional que no deseamos a otro es elegir el nuevo estado al que queremos ir.

– Cambio de filtro o de foco.

El contratiempo sólo nos afecta negativamente cuando miramos a la parte negativa de éste. Mirar con otro filtro lo que acaba de ocurrir hará que a la vez cambie también nuestro estado emocional.

– Flexibilidad emocional.

Cuando somos pequeños nos resulta muy fácil pasar del llanto a la risa. De un berrinche a disfrutar con un juguete. Y todo es porque tenemos la capacidad de pasar de una emoción a otra, siempre que no la resistamos.

Resistirse a la emoción es lo mismo que darle atención. Es decir, que resistiéndonos, en realidad lo que hacemos es mantener la emoción. De pequeños lo que hacemos es sentirla, y así es como la emoción encuentra su camino de salida y deja paso a lo siguiente.

– Aceptación.

¡¡No resignación!! Acepta lo que ha venido y mantente al mando con el fin de decidir qué es lo que quieres hacer con ello.

Con el fin de entrenarnos en ver aquello que nos hace sentir bien os dejo con la práctica que Alison Ledgerwood comparte al final de su charla y que nos preparará para volver al bienestar siempre que queramos:

Práctica: Al final del día, comparte con alguien o escribe en un cuaderno todo aquello que ha sido bueno o agradable durante el día. Por muy insignificante que creas que haya sido. El significado y la importancia es algo que está en nuestro control y elegimos a qué o a quién se lo damos.

¡¡Feliz entrenamiento!!!